Domingo 11 de agosto, 2013. “Lo que nos enseñan grandes pecadores”. Algunos párrafos bíblicos citados: Génesis 4.3-7, Hebreos 11.4, 1 Juan 3.12, Salmo 51, Salmo 19.12 (“Líbrame de los pecados que me son ocultos”), 1 Samuel 13.14; 2 Samuel 1.23; Romanos 7.24-25, Romanos 10.17, Hechos 2.38.

La Biblia describe el pecado de Caín (Génesis 4, Hebreos 11.4, 1 Juan 3.2) como algún acto de obediencia de alguna manera relacionado con su sacrificio al Señor; como Caín no resolvió debidamente el enojo producido por esta condición, se produjo otro pecado más: el primer homicidio. David, otro gran pecador, a pesar de su transgresión fue un hombre “conforme al corazón de Dios”. Posiblemente se entienda esta cercanía al corazón de Dios de dos maneras: (1) David amaba a sus enemigos (en el caso de Saúl), (2) enfrentado por su pecado, se arrepintió con total sinceridad. De la misma manera, los que aceptamos el perdón de Jesús y nos convertimos en sus hijos (Hechos 2.38, Gálatas 3.26-27), contamos con el perdón del Señor mientras nuestro arrepentimiento sea genuino y sepamos restituir el mal cometido los demás. Es más importante que un hijo de Dios sepa mirar más los propios pecados que los del prójimo: “Contra ti he pecado, y solo ti….” (Salmo 51.4).

Preguntas de reflexión: Contenido (C), Interpretación (I), Aplicación (A)

  • ¿Qué le pregunta Dios a Caín en Génesis 4.6? (C)
  • ¿Qué le enseña acerca del “dominio” del pecado en el 4.7? (C)
  • En el 4.7, ¿por qué compara el pecado con una “fiera”? (versión NVI) (I)
  • ¿Qué nos enseñan estos dos versículos a nosotros? (I/A)
  • ¿Cómo podrías aplicarlos en tu propia relación con Dios? (A)
  • ¿Qué nos enseña el Salmo 51 acerca del pecado y el perdón? (C/I)
  • ¿Cómo aplicarías este salmo a tu propia vida? (A)
  • ¿Cómo recibimos inicialmente el perdón (ver Hechos 2.38-39) (C)
  • ¿Después del bautismo? 1 Juan 1.7–2.2 (contexto más amplio: 1 Juan 1.5-2.6, Mateo 6.12) (C/I/A)

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