La entrada triunfal, sentimientos encontrados.

Pasajes principales. Marcos 10.46-52, Mateo 20.29-34, Lucas 18.31-34, 19:42, Juan 12.12 y siguientes, Zacarías 9.9, Salmo 118.19-27.

Ramas de olivos. Los cuatro evangelios relatan que cuando Jesús llegaba cerca de  Jerusalén el domingo antes de la Pascua, la gente cortaba ramas de los árboles y las ponían sobre la tierra donde Él pasaba. Puesto que Él  iba subiendo el monte de los Olivos, y un árbol común de la zona era el olivo, piensan que podrían haber sido ramas de olivo. El evangelio de Juan dice que cortaban ramas de palmeras.

Se revela que Jesús es el Mesías, el hijo de David. Ciegos (Mateo y Marcos) pueden percibir con el ojo de la fe lo que muchos todavía no reconocen. Lo que para algunos es una revelación, para otros queda oculto (Lucas 19.42).

Se revela que el Mesías es un Rey humilde. Mateo 20.25-26 afirma que el Hijo del hombre vino para servir y dar su vida como rescate por una multitud. Ahora Él entra en forma humilde (21.5), sobre un burrito.

Con la revelación del Rey se anuncia la paz y el juicio. Así como ángeles anuncian “paz en la tierra” cuando Jesús nació (Lucas 2.14), ahora esos hombres anuncian “paz en el cielo” (Lucas 19.38). Fue una revelación de Dios que no se podía callar (Lucas 19.39). Sin embargo, el hecho de que la ciudad de Jerusalén no reconoce la paz con el cielo que traía Jesús, entristece a Jesús y llora; solamente le espera el juicio de Dios (Lucas 19.41-42).

Alegría y lágrimas.  La multitud que acompaña a Jesús, compuesto en gran parte por peregrinos galileos, se alegran y anuncian el evangelio. Jesús, en cambio, al ver que la ciudad rechaza el evangelio y la salvación, llora. Ve el juicio que espera la ciudad de Jerusalén.

Enfrentamiento.  Se comienza una semana de enfrentamientos entre Jesús y las autoridades religiosas y políticas que terminará con su crucifixión y resurrección. Con la entrada de Jesús a la ciudad, fue “conmovida”  o se “alborotó” (Mateo 21.10). La palabra que se usa para hablar de un terremoto en Mateo 27.51. La tierra “tembló” y el templo del velo se rasgó cuando Jesús murió. De la misma manera la ciudad tembló cuando supieron que había entrado “el profeta, Jesús de Nazaret”. Una multitud compuesta en gran parte de galileos provincianos, quienes habían visto los milagros de Jesús, llegaban a Jerusalén para la Pascua; su alegría de acompañar la llegada del Hijo de David con sus alabanzas despertaba a la ciudad capitalina.

Aunque había caminado más de cien kilómetros para llegar cerca de Jerusalén, eligió ir montado los últimos tres kilómetros. Entre una multitud de peregrinos caminantes, Él sabía que se destacaría. Fue una acción intencional. Había llegado el momento de revelar su identidad: El Mesías llegaba a la ciudad de David para terminar su misión. Tenía que cumplirse la profecía de Zacarías 9.9

Preguntas de contenido.

(1)    ¿De qué manera podemos saber que la llegada de Jesús a Jerusalén de manera tan pública fue intencional?

(2)    ¿Cuáles son algunas de los sentimientos diversos que despertaron la llegada de Jesús a Jerusalén?

(3)    ¿Cómo se relaciona Mateo 20.20-27 con Mateo 21.5?

(4)    Por qué “tembló” (se conmovió) la ciudad con la llegada de Jesús (Mateo 21.10)

(5) ¿Por qué lloró Jesús en medio de tanta alegría general?

Preguntas de aplicación.

(1)    ¿De qué manera podemos reconocer que Jesús es un Rey Humilde por un lado y estar dispuestos a obedecerlo por otro?

(2)    ¿De qué manera la llegada del Rey  Jesús te sigue haciendo “temblar” con su mensaje de paz?

(3) ¿Produce la llegada de Jesús en tu vida paz, alegría o temblor? ¿Por qué?

Llevemos nuestras meditaciones en oración.